Sunday, May 29, 2005

 

México a fines de 1999

PALABRAS DE JAVIER TREVIÑO CANTU,
OFICIAL MAYOR DE LA SECRETARIA DE HACIENDA
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS SOCIALES Y COLEGIO DE CRIMINOLOGIA
DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON

Monterrey, N. L., 5 de noviembre de 1999

Como regiomontano, es un orgullo para mí que celebren su 175 aniversario. Se dice fácil, pero son muchos de años de esfuerzo, constancia y calidad educativa. Por eso me da mucho gusto estar con ustedes.

Y como ustedes, yo tampoco soy economista. Estudié Relaciones Internacionales y Políticas Públicas, y me he desempeñado profesionalmente en estos campos, incluso ahora como oficial mayor de la Secretaría de Hacienda.

Pero ni ustedes ni yo necesitamos ser economistas para darnos cuenta de que vivimos una era de profundas transformaciones. Que la economía mundial es uno de los campos en donde se dan con mayor velocidad. Y que nos afectan a todos.

Por eso debemos estar atentos a los cambios que ocurren en el mundo. Hay que comprenderlos, prever hacia donde se orientan y anticipar su impacto, para adelantarnos a ellos.

Esto es lo que hemos hecho en México. La reforma estructural de la economía, iniciada en los años 80, es un ejemplo. Gracias a ella tenemos casi dos décadas de ventaja frente a naciones como China o los países de Europa del Este.

En un mundo que se transforma, literalmente, de la noche a la mañana, debemos estar preparados. Fenómenos como el acelerado desarrollo científico y tecnológico, o la globalización, requieren respuestas eficaces que nos permitan aprovechar los cambios mundiales.

Para poder hacerlo, el gran reto es consolidar nuestras instituciones. Necesitamos instituciones sólidas y eficaces, que contribuyan a promover nuestro desarrollo económico, político y social.

Con mejores instituciones, podremos tener una economía competitiva, capaz de crecer sostenidamente, de crear empleos y generar recursos suficientes para abatir la pobreza. Podremos fortalecer la soberanía. Hacer valer plenamente el Estado de Derecho. Alcanzar una mayor madurez democrática. Afianzar el respeto a los derechos humanos. Preservar nuestro medio ambiente. Y lograr mayores espacios para que la gente se desarrolle plenamente.

Ustedes, como estudiantes que reciben una educación de excelencia, conocen la importancia de una cultura de respeto a la ley. Basada en la fortaleza, legitimidad y credibilidad de las instituciones. Por eso ustedes, como estudiantes de derecho, pueden y deben contribuir al desarrollo institucional de nuestro país.

Panorama internacional

Más que una presentación técnica, me gustaría comentar brevemente con ustedes algunos de los cambios que se están dando a nivel mundial. Y lo que estamos haciendo en México para aprovecharlos y prevenir sus riesgos.

Así podremos tener más tiempo para platicar.

Si algo distingue al inicio del siglo XXI, es el acelerado avance científico y tecnológico. Su desarrollo vertiginoso ha hecho que algunos especialistas hablen de verdaderas revoluciones en campos como la biología y la información.[1]

Revolución en la biología

La revolución en la biología apenas está comenzando. Pero ya está aquí. Los avances en la biotecnología, genética e ingeniería molecular son tan impresionantes que muy pocos escritores de ciencia ficción los pudieron haber imaginado.

Quién iba a pensar hace quince o diez años que podría modificarse la estructura genética de peces como el salmón y la trucha, para que crezcan el doble de su tamaño normal. Que un chile jalapeño pudiera cruzarse con un pimiento morrón, para que no pique tanto.[2] O que la soya o el algodón pudieran alterarse para hacerlos inmunes a cualquier tipo de plaga.[3]

Avances en áreas como la clonación nos suenan cada vez más familiares. Pero apenas es el inicio de lo que está por venir. Ya se está empezando a descifrar el mapa del genoma humano, con lo que se podrán manipular los patrones genéticos.

Estudios recientes sugieren que la degeneración celular y el envejecimiento son procesos que pueden controlarse. Si esto es así, entonces la vida podrá prenderse o apagarse como si fuera una luz. Así, hay quienes ya están pensando que los seres humanos podrán vivir 125, 200 o más años.[4] Por eso se dice que estamos entrando a una era “post-humana”.

Revolución informativa

Como ya vivimos la “era de la información”. Al derrumbar las barreras del espacio y del tiempo, la televisión vía satélite, las fibras ópticas, la tecnología digital, los teléfonos satelitales e Internet están revolucionando todos los ámbitos de la vida humana.

Por ejemplo, Internet está cambiando todo: la forma en que compramos, la manera en que hacemos nuestros trabajos y hasta la forma en que nos divertimos. Y es que el universo de información que se mueve a través de Internet es enorme. El secreto es saber distinguir lo que sirve y lo que no sirve. Como lo hacen las grandes empresas y las corporaciones financieras a nivel mundial.

Porque la economía es una de las áreas en donde hay mayores cambios por los adelantos en la informática y las tecnologías de comunicación digital. Y en donde se acentúa la importancia no sólo de la información, sino del conocimiento.

Escenario económico mundial

Hay cuatro aspectos que caracterizan a la economía global en la era de la información.

La primera es la velocidad a la que se modifica el escenario económico.

Hace apenas unos años, se pensaba que el siglo XXI estaría marcado por la hegemonía de los tigres asiáticos, con Japón a la cabeza. Sin embargo, la crisis en Asia cambió este panorama.

En muy pocos meses, los principales analistas, los inversionistas y las grandes compañías comenzaron a voltear hacia Estados Unidos y Europa. Factores como el avance científico y tecnológico, el incremento de la productividad a casi el doble en comparación con el promedio registrado entre 1975 y 1995, y la creación del euro,[5] hicieron pensar que el próximo siglo sería del Atlántico.

Sin embargo, en los últimos meses el escenario está volviendo a cambiar. La caída del dólar[6] y el déficit comercial[7] estadunidense están provocando dudas sobre el buen desempeño de la economía de ese país.

A pesar de que sigue creciendo con baja inflación y casi pleno empleo, lo cual ha roto todo los esquemas que aseguraban que ésto no se podía hacer. Sin embargo, ha comenzado la incertidumbre sobre su futuro. Y sobre las consecuencias que pudiera tener la desaceleración económica de Estados Unidos en Europa.

Particularmente ahora, que se están dando alianzas entre grandes empresas de ambos lados del Atlántico. Como la mega-fusión que se registró el año pasado entre Mercedes Benz y Chrysler.[8]

Así, en un mundo en que nada puede darse por sentado, en que los escenarios cambian casi a diario, todo puede pasar. Incluso, no puede descartarse un nuevo auge en Asia. Sobre todo si se considera que Japón se está recuperando, al igual que naciones como Corea o Indonesia, y que China es un actor cada vez más importante.

Como tampoco puede desecharse la posibilidad de una nueva crisis a nivel global, en caso de que un mercado emergente entrara en crisis.

Comercio y flujos financieros internacionales

La segunda característica es el aumento del comercio y de los flujos de capital internacionales.

Como resultado de los procesos de apertura e integración de las economías nacionales, y de los adelantos en las comunicaciones y los transportes, el comercio global se ha incrementado exponencialmente.

En 1980, las transacciones comerciales internacionales equivalían a menos del 10% del PIB mundial.[9] Ahora, el comercio global es tres veces mayor, ya que representa más del 24% del PIB, unos $6.5 millones de millones de dólares.

De seguir la misma tendencia, se calcula que en el 2005 el comercio ascenderá a $11.4 millones de millones de dólares, lo que equivaldrá al 28% del PIB mundial.[10]

En gran parte, esto se debe a la expansión del libre comercio. Mientras que en 1990 existían menos de 25 acuerdos en la materia, en 1998 la cifra se multiplicó por cuatro y llegó a más de 90.[11] Entre el 50% y el 60% de las transacciones comerciales internacionales se llevan a cabo en el marco de estos acuerdos.

Paralelamente, también se han incrementado los flujos y la movilidad de los capitales transnacionales. Diariamente, corredores e inversionistas de todo el mundo, conectados a través de cientos de miles de terminales electrónicas, muevan cerca de $150 mil millones de dólares. De un lado a otro, y en segundos. Sin importar fronteras o barreras de cualquier tipo.

Inestabilidad del sistema financiero internacional

La movilidad de los flujos de capital es tal, que puede desestabilizar economías nacionales, e incluso a todo el sistema financiero mundial. En muy poco tiempo y a muy altos costos. Esta es la tercer característica.

Como consecuencia de embates especulativos, naciones como Malasia y Singapur, que hace poco habían sorprendido al mundo por su desarrollo acelerado,[12] ahora están luchando por estabilizar sus economías.

A su vez, las presiones financieras internacionales provocan que países como Brasil se vean obligados a devaluar su moneda.

A pesar de haber gastado a principios de este año más de $50 mil millones de dólares de sus reservas internacionales para defender al real.[13]

Aunque estos embates afectan a naciones cuyas economías muestran debilidades estructurales, la integración y la interdependencia económica tienen consecuencias negativas para otras regiones, países y personas.Como lo hicieron el efecto “Dragón” de Asia, o el “Samba” de Brasil.

Por eso dije al inicio de esta plática que los cambios económicos que están ocurriendo en el mundo tienen repercusiones sobre todos. Y a veces son dramáticas.

Por ejemplo, hace poco leí en una revista el caso de una señora brasileña que enviudó. Buscando entre las ropas de su marido, encontró cerca de 60 mil cruzeiros, impresos en 1990. Una cifra muy respetable en ese entonces. Para cambiarlos a reales tomó un taxi y fue al Banco Central de Brasil.

Pero, debido al cambio de moneda, las devaluaciones y los problemas económicos de ese país, con los 60 mil cruzeiros pudo comprar únicamente $20 dólares. Sólo le alcanzó para pagar el taxi.[14]

Brecha entre riqueza y pobreza

La cuarta característica es la más grave y la que requiere mayor atención: la creciente disparidad en los niveles de riqueza a nivel mundial. Y en el acceso al conocimiento.

Es indudable que los niveles de riqueza han aumentado. A ello ha contribuido, por ejemplo, el desarrollo científico y tecnológico, que ha incrementado sustancialmente la productividad. Sobre todo en el caso de las corporaciones no financieras.

Durante la década de los 90, los niveles de productividad global han crecido a tasas de 2.1%, mucho más que el promedio de 1.5% registrado de 1973 a 1990.[15] Esto ha contribuido a que la economía mundial haya crecido a cerca de 2%, y a que algunos analistas estimen que en los próximos años se elevará a niveles de 3% anual o más.[16]

Pero este crecimiento no ha sido parejo, ni ha beneficiado a las mayorías. Por el contrario, ha ampliado la brecha en los niveles de ingreso entre la comunidad internacional y al interior de cada país.

Así, mientras las 200 personas más ricas del planeta tienen una riqueza superior al millón de millones de dólares, la mitad de la población mundial vive con menos de dos dólares diarios.[17]

Mientras en una pequeña parte del mundo se habla ya de modificar genéticamente al ser humano, 700 millones de personas viven en condiciones de pobreza extrema.[18] Y serán 1,500 millones en 30 años, de seguir las cosas como están.

Resultados económicos en México

En este marco de cambio constante, de turbulencia económica y paradojas, México ha mantenido la estabilidad y ha crecido de manera sostenida los últimos tres años.

En 1998 crecimos 4.8%, más del doble en comparación con el 1.9% registrado en conjunto por la economía mundial.[19] Este año, la economía mexicana crecerá alrededor del 3%, 1% más que el promedio que registrará la mayoría de los países de la Unión Europea.[20] Incluidos Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia. Y 2% más que la economía de Japón, en donde el crecimiento será de 1%.[21]

Esto ha permitido crear más empleos. En los primeros nueve meses de este año se generaron cerca de 650 mil nuevas fuentes de trabajo. Tan sólo en septiembre pasado se crearon casi 150 mil, la cifra más alta para un mes desde febrero de 1998.[22]

Pero lo más importante, es que el crecimiento de la economía de nuestro país ha permitido elevar el gasto social, que este año representa 60% del gasto total del gobierno. En particular, los recursos destinados a programas diseñados para combatir la pobreza extrema, como PROGRESA, han crecido 12% en términos reales.[23]

Estos logros son importantes, en especial en un escenario internacional como el que hemos vivido. Sobre todo, muestran que tenemos bases sólidas para que el proceso electoral del próximo año no afecte a la economía.

Los retos

Ahora, tenemos que ser responsables y consistentes para consolidar una economía fuerte, sana y en crecimiento. No como un fin en sí mismo, sino como un medio para alcanzar lo verdaderamente importante: elevar la calidad de vida de la mayoría de los mexicanos.

Para ello, la tarea más importante que tenemos es fortalecer nuestras instituciones. Debemos consolidar su funcionalidad y eficiencia, condiciones determinantes en el escenario y las condiciones globales que vivimos.

La solidez institucional es fundamental para diseñar y establecer políticas públicas eficaces, basadas en consensos y compromisos. Que contribuyan a fomentar la coordinación y la cooperación entre los sectores público y privado, a nivel nacional y regional.[24]

Así, con instituciones sólidas, tendremos las bases para que en México impere el Estado el Derecho. Se acaben la corrupción, la impunidad y la violencia. Para que nuestra democracia madure y sea capaz de conciliar y atender las demandas de los mexicanos. Para que afiancemos una cultura de respeto a los derechos humanos y de protección del medio ambiente.

Con estas bases, podremos lograr un crecimiento económico sostenido, que beneficie a la gente de todo el país. Mediante la creación de empleos y el logro de mejores condiciones de salud, alimentación y, sobre todo, educación y capacitación.

En la era de la información, la educación y el aprendizaje permanente son la llave maestra para el desarrollo. Son la clave para alcanzar la prosperidad y la justicia social.

El proceso electoral del próximo año debe servir para que los candidatos planteen propuestas concretas sobre cómo consolidar nuestras instituciones. Estoy seguro que, aprovechando el aniversario de su Facultad, los invitarán para que se las expongan. Y que ustedes, que entienden la necesidad de promover un desarrollo institucional apegado a la ley, escogerán las mejores. Las que más convengan a nuestro país. Porque con nuestro voto, decidiremos el México que vamos a tener.

Muchas gracias.
[1] Francis Fukuyama, “Reconsiderando El fin de la historia”, Milenio, 25 de octubre de 1999, p.46.
[2] Newsweek, “Pepper Pickle”, 8 de noviembre de 1999, p. 4.
[3] BusinessWeek, “The 21st Century Economy, Global Challenge”, agosto 31 de 1998, p.45.
[4] Time, “Can I live to be 125?”, 8 de noviembre de 1999, p. 34.
[5] BusinessWeek, “The Atlantic Century”, 8 de febrero de 1999, p. 18.
[6] The Economist, “Straining at the seams”, 21 de agosto de 1999, p. 21.
[7] Newsweek, “Putting the World Back Together”, 4 de cotubre de 1999, p. 11.
[8] BusinessWeek, “Daimler & Chysler, what the deal would mean”, 18 de mayo de 1998, p. 20.
[9] BusinessWeek, “The 21st Century Economy...”, 31 de agosto de 1998, p. 64.
[10] Ibidem.
[11] The Economist, “Fifty years on”, 16 de mayo de 1998, p. 23.
[12] Rudiger Dornbusch, “1999: El Mundo Pisa el Freno”, Expansión, 20 de enero de 1999, p. 11.
[13] Newsweek, “Dollars and Discontent”, 4 de octubre de 1999, p. 20B.
[14] Ibidem.
[15] BusinessWeek, “The 21st Century Economy...”, p. 28.
[16] Ibid, p. 29.
[17] ONU, Human Development Report 1999.
[18] Jeffrey Sachs, “Helping the world’s poorest”, The Economist, 14 de agosto de 1999, p. 17.
[19] SHCP, comunicado de prensa 17/99, 18 de febrero de 1999.
[20] The Economist, “Converging by diverging, Europe´s economies”, 2 de octubre de 1999, p. 84.
[21] Financial Times, “Japan expects more growth”, 28 de octubre de 1999, p. p.
[22] SHCP, Informe del vocero, 25 de octubre de 1999.
[23] SHCP, Informe del vocero, 31 de octubre de 1999.
[24] Banco Mundial, World Development Report 1999-2000.

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